Liquidación del régimen económico matrimonial: Guía en caso de divorcio

Cuando un matrimonio llega a su fin, una de las cuestiones más importantes es cómo se reparten los bienes y deudas que los cónyuges han acumulado a lo largo de su vida en común. La liquidación del régimen económico matrimonial es el proceso mediante el cual se resuelven estos aspectos patrimoniales.

En esta guía, vamos a explicar los pasos a seguir para llevar a cabo este procedimiento de manera clara, evitando complicaciones y conflictos innecesarios.

1. Conocer el régimen económico matrimonial

El primer paso para liquidar el régimen económico matrimonial es conocer qué régimen ha estado vigente en tu matrimonio, ya que esto determinará cómo se deben repartir los bienes y deudas. En España, existen tres regímenes principales:

  1. Sociedad de gananciales: Este es el régimen más habitual, y bajo él, los bienes adquiridos durante el matrimonio son comunes. A la hora de divorciarse, se dividen a partes iguales, salvo los bienes privativos (los que cada cónyuge tenía antes del matrimonio o los adquiridos por herencia o donación).
  2. Separación de bienes: En este régimen, cada cónyuge mantiene la propiedad exclusiva de sus bienes y deudas, tanto los adquiridos antes como durante el matrimonio. Al divorciarse, cada uno conserva lo que es suyo, sin necesidad de dividir.
  3. Participación en ganancias: Aunque poco común, en este régimen, los bienes son separados durante el matrimonio, pero al finalizarlo, un cónyuge tiene derecho a participar en las ganancias obtenidas por el otro.

Es importante destacar que si no se han firmado capitulaciones matrimoniales, por defecto, el régimen aplicable será el de gananciales, en el cual los bienes y deudas adquiridos durante el matrimonio son comunes.

Si por el contrario tu matrimonio se rige por la separación de bienes o participación en ganancias, es aconsejable que revises las capitulaciones matrimoniales o los acuerdos previos.

2. Solicitar la disolución del régimen económico

La disolución del régimen económico matrimonial es el paso formal que pone fin a la relación económica entre los cónyuges. Esta solicitud se puede hacer en el mismo procedimiento de divorcio o de manera independiente.

  • Si es un divorcio de mutuo acuerdo, los cónyuges pueden liquidar el régimen de manera amistosa ante un notario. Este tipo de proceso es más ágil y menos costoso, ya que ambas partes acuerdan los términos de la liquidación sin necesidad de intervención judicial.
  • Si no existe acuerdo entre los cónyuges, la disolución se llevará a cabo en un proceso judicial contencioso, donde será un juez quien determine cómo se procederá con la liquidación y reparto de bienes.

El artículo 1392 del Código Civil establece que el régimen económico de gananciales se disuelve cuando se solicita el divorcio o separación judicial. Esto significa que a partir de ese momento, los bienes adquiridos por cada cónyuge ya no formarán parte del patrimonio común y podrán gestionarse de manera independiente.

3. Hacer un inventario de bienes y deudas

Una vez disuelto el régimen, es necesario realizar un inventario de todos los bienes y deudas que los cónyuges han adquirido durante el matrimonio. Este inventario puede incluir:

  • Bienes inmuebles (casas, apartamentos, terrenos).
  • Bienes muebles (vehículos, joyas, mobiliario).
  • Cuentas bancarias y otros activos financieros.
  • Deudas (hipotecas, préstamos personales, tarjetas de crédito).

En este paso es importante distinguir entre bienes gananciales y bienes privativos. Los bienes gananciales son aquellos adquiridos durante el matrimonio, mientras que los privativos son los que pertenecían a cada cónyuge antes del matrimonio o que fueron obtenidos por herencia o donación.  Es relevante mencionar que también se deben incluir las deudas adquiridas durante el matrimonio.

4. Valorar los bienes

Después de realizar el inventario, es necesario valorar cada bien de manera objetiva para garantizar un reparto equitativo. Si ambos cónyuges están de acuerdo en los valores asignados, el proceso es más sencillo. Sin embargo, si hay desacuerdo, se puede solicitar la intervención de un perito independiente, para que los tase de forma objetiva.

Por ejemplo, si una propiedad tiene un valor de 200,000 euros y ambos cónyuges tienen derecho a la mitad, la propiedad deberá ser repartida equitativamente o vendida para dividir el valor en partes iguales.

5. Adjudicar los bienes

Una vez valorados, los bienes deben ser adjudicados a cada cónyuge. Esto significa decidir quién se queda con cada bien. Los cónyuges pueden llegar a un acuerdo amistoso o, en su defecto, el juez decidirá sobre la adjudicación.

  • Reparto amistoso: Los cónyuges se ponen de acuerdo sobre cómo repartir los bienes y deudas. En un divorcio amistoso, es fundamental intentar llegar a acuerdos para evitar largos procesos judiciales y gastos adicionales.
  • Reparto judicial: Si no hay acuerdo, el juez puede ordenar la venta de los bienes y repartir el dinero entre los cónyuges.

6. Liquidación de las deudas

Como se mencionaba anteriormente, no solo deben repartirse los bienes; sino que  también es necesario resolver la liquidación de las deudas adquiridas durante el matrimonio.

Ambas partes son responsables del 50% de las deudas comunes, como pueden ser las hipotecas o los préstamos. Esto significa que, a menos que se llegue a un acuerdo diferente, cada cónyuge deberá asumir la mitad de las deudas.

7. Formalizar la liquidación

Una vez acordado el reparto de bienes y deudas, es necesario formalizar la liquidación. Esto puede hacerse ante notario o en el juzgado, dependiendo del tipo de divorcio. En el caso de bienes inmuebles, la adjudicación debe inscribirse en el Registro de la Propiedad para que el nuevo propietario quede legalmente reconocido.

Además, es importante que todos los bienes y derechos queden claramente especificados en el acuerdo de liquidación para evitar problemas legales futuros. La normativa española exige que la liquidación sea clara y detallada, incluyendo tanto los bienes gananciales como las deudas correspondientes.

8. Implicaciones fiscales

Un aspecto importante a tener en cuenta son las implicaciones fiscales de la liquidación. En algunos casos, las adjudicaciones de bienes pueden estar sujetas al Impuesto sobre Transmisiones Patrimoniales (ITP) o al Impuesto sobre Sucesiones y Donaciones, (esto depende de la Comunidad Autónoma); aunque, por lo general, las liquidaciones derivadas de divorcios están exentas de estos impuestos si se hacen en virtud de un acuerdo judicial.

Asimismo, el reparto de dinero o compensaciones económicas puede generar implicaciones fiscales para el cónyuge que las recibe, especialmente en lo que respecta al Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas (IRPF), donde puede considerarse como una ganancia patrimonial, y estar sujeta a tributación en la declaración de la renta.

En cualquier caso, es aconsejable que consultes a un asesor fiscal para saber cómo la liquidación puede afectar tu situación tributaria.

9. Modificación de la liquidación

Si después de haber formalizado la liquidación surgen nuevos bienes o deudas que no se tuvieron en cuenta en el inventario original, o si alguna de las partes detecta un error en el acuerdo, es posible solicitar una modificación de la liquidación. Esto se puede hacer de manera amistosa entre las partes o acudiendo nuevamente a los tribunales.

Es importante recordar que las modificaciones no pueden solicitarse de manera arbitraria, sino que deben estar justificadas por la aparición de nuevos elementos o por errores en la liquidación inicial.

En conclusión, la liquidación del régimen económico matrimonial es un proceso que, aunque puede parecer complicado, sigue una estructura clara en la legislación española. Desde la disolución del régimen hasta la adjudicación de bienes y liquidación de deudas, cada paso debe estar bien fundamentado y ajustarse a las normativas aplicables. Contar con el asesoramiento adecuado y proceder de manera organizada puede facilitar este proceso y asegurar que ambas partes reciban lo que les corresponde.

Si te encuentras en un proceso de divorcio, no dudes en consultar con un abogado especializado para guiarte a través de estos pasos y proteger tus derechos en todo momento.